viernes, 3 de diciembre de 2010

¿Se está democratizando la noche oscura?

Se acercan las fiestas navideñas y es fácil comprobar que, aún en tiempos de crisis, nos dejamos arrastrar por la publicidad...del mismo modo que hemos sido manipulados, a lo largo del año, en diferentes aspectos de nuestra vida.
¿Es que estamos siendo anestesiados por el consumismo? En todo caso, ¿dependemos de otros, o somos realmente libres?

Nos sentimos bien como estamos. La seguridad que nos proporciona el trabajo, el entorno de amigos y, sobre todo la familia, nos ha instalado en un marco de satisfacción - tal vez mediocre - que no nos lleva a buscar algo más, a una mayor plenitud. 

Y, sin embargo, el ser humano no puede ser feliz si no desarrolla su auténtico y primordial oficio, que es llegar a ser uno mismo. Si logra saber "quién es", ese conocimiento colmará su vida entera. Tendrán sentido sus dolores y sus alegrías. Porque en realidad, la profesión humana es buscar y descubrir el propio e íntimo manantial de la vida.

En el encuentro con Dios la persona llega a descubrir dimensiones de su ser que le pasaban desapercibidas. Y ¿cómo podría ser de otra manera si el encuentro se produce precisamente entre la criatura y el Creador que la conoce completamente? En ese encuentro el ser humano accede al "quién es Dios y quién soy yo".

Santa Teresa de Jesús está convencida que la iniciativa del encuentro viene siempre de Dios y que se realiza en un trato amistoso que es la oración. Siente la acción de Dios en ella misma observando la realidad en la que vive, comprendiendo lo que debe continuar y lo que debe ser modificado, y por fin, comunica su experiencia a los demás.

¿No será - tal vez - esto lo que nos está faltando? ¿Será que aún no hemos profundizado en nosotros mismos y no hemos definido nuestra identidad?
¿Somos cristianos? Sólo podemos decir que lo somos si nuestra vida refleja y lleva a los que nos rodean a un encuentro personal con lo trascendente.

En nuestra sociedad en la que Dios se está volviendo irrelevante, los cristianos debemos comunicar nuestra alegre y profunda experiencia de encuentro con el Señor. El Espíritu sopla donde quiere, de modo que puede servirse también de nuestra palabra para que el hombre de hoy acceda a su propia identidad y haciendo luz en su interior, ilumine a los que lo rodean.

Como es la primera vez que me comunico en un blog, he querido hacerlo con la inquietud que tengo: "que todo/as podamos llegar a comunicarnos en profundidad", es más, que podamos vivir en comunión de Espíritu.

Un fuerte y cariñoso abrazo.
Hasta la próxima.







1 comentario:

  1. Delia: gracias por comunicar, por compartir desde dentro, por hacer posible que "todos seamos uno".

    Un abrazo entrañable

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